Los pies y el padel
Al ser un deporte de parejas, se ha convertido en una buena forma de reunión con amigos para practicar deporte, o incluso la formación de ligas municipales o de clubes para el deportista amateur, han facilitado su práctica de forma más seria y cuidada.
Como en todas las prácticas deportivas, aunque se realice de forma amateur, existe la posibilidad de lesión. Cada vez hay más “deportistas de tiempo libre” que juegan al pádel. Por tanto, es importante conocer las lesiones más típicas en el pie, que van ligadas a su práctica, y por supuesto su forma de prevenirlas.
En todo deporte debemos valorar cuatro parámetros que les cuidarán de muchas lesiones: calentamiento, material adecuado (sobretodo calzado), estiramientos y una buena hidratación antes, durante y después del ejercicio físico.
Como primera norma básica de todo deportista para prevenir daños es el calentamiento previo. No se debe menospreciar el calentamiento, pues puede ser clave para prevenir lesiones musculares en los primeros momentos de la actividad cuando la musculatura todavía no se ha habituado y se encuentra todavía “fría”.
El calzado tiene que dar seguridad al pie y amortiguación en los desplazamientos además del agarre necesario en la pista. Una zapatilla en mal estado, inadecuada o no apta para jugar al pádel e incluso un calcetín que no se adapte o que forme arruga, suelen ser la principal causa de lesión dérmica. En ocasiones, a pesar de elegir correctamente el tipo de zapatillas, el volumen del pie puede variar y provocar que la zapatilla nos apriete. La presión de la zapatilla en los dedos puede dañar las uñas e inducir a hematomas subungueales.
Todo esto acaba provocando roces y presiones en determinadas zonas. El pie se ve sometido a procesos de fricción que derivan en la aparición de ampollas; helomas o callos dorsales en los dedos (por presión o baja altura de la puntera de la zapatilla); hiperqueratosis (durezas), particularmente en las zonas de apoyo. Además hay que tener en cuenta la compatibilidad entre el calzado y la superficie donde se juega. En superficies duras es frecuente la sobrecarga del antepié, esta puede aliviarse con el uso de calzado amortiguado o de plantillas de descarga. Para evitar estas lesiones dérmicas es importante mantener una correcta hidratación de los pies con cremas adecuadas.
Para entender bien las lesiones musculares, ligamentosas y tendinosas que se producen, debemos describir los movimientos técnicos para desplazarse por la pista que se realizan en el pádel. A diferencia del tenis, el pádel no exige esfuerzos extremos de frenada y arrancada, pero si es cierto que el número de veces que realizamos estos gestos acompañado de saltos y recepción, produce una gran sobreutilización de la musculatura posterior de la pierna (gemelos), que genera un cansancio muscular. La zona del tendón de Aquiles se puede ver afectada con una tendinitis y en casos mucho más graves, desgarros o incluso rotura del tendón.
Los giros completos de dirección que se realizan cuando se busca la pelota en el muro y los desplazamientos laterales, producen movimientos en las articulaciones del pie denominados pronosupinadores. Estos cuando se ejecutan de forma brusca y rápida pueden acarrear tendinitis de tibiales y peroneos; e incluso si el movimiento excede la amplitud de movimiento normal, los ligamentos del tobillo pueden elongarse provocando esguinces de tobillo.
La fascitis plantar es una inflamación de la fascia plantar, que es la banda ancha y fuerte de tejido situada en la planta del pie, comienza en el antepié y se inserta en la parte posterior del talón (en el hueso calcáneo). Los jugadores de pádel son candidatos a sufrir la fascitis plantar por los continuos impactos y apoyos. Los mejores jugadores del circuito se encuentran la mayor parte del partido realizando movimientos de activación de pies. Un pequeño repiqueteo sobre el sitio para estar preparado y disminuir el tiempo de reacción ante la bola del rival. Este continuo movimiento tensa la fascia plantar. De nuevo es primordial elegir el calzado adecuado para evitar la fascitis plantar, incluso el uso de una plantilla adaptada por un podólogo ayuda ante esta inflamación.
Después de la actividad deportiva, ya sea un entrenamiento o partido, realice una buena serie de estiramientos. De esta manera se evitarán muchas de las lesiones anteriores. No olvide estirar la planta del pie, tirando de los dedos y antepié hacia nosotros durante 20 segundos.
Por supuesto si la higiene después de la actividad la realiza en instalaciones comunes de gimnasio, etc… utilice chanclas para la ducha para evitar infecciones dérmicas por hongos u otros patógenos, que pueden provocar onicomicosis (hongos en las uñas), pie de atleta, verrugas plantares (papilomas), etc.
El pie es una parte activa en cualquier deporte. Cuídelo, mímelo y realizar deporte será más gratificante.
Fuente: advaldepeñas
Podología, tenis y padel
El tenis y el padel son juegos rápidos, de cambios de dirección, desplazamientos cortos, fuerza explosiva y velocidad de reacción. La posición de los pies en cada momento del tanto y en cada golpe es fundamental para consolidar un juego regular y complementar la técnica de juego. Para el deportista es igual de importante la raqueta como las zapatillas ya que es necesario que los pies estén cómodos y sujetos , para poder llegar bien colocados a cada golpe.
Como ya os he comentado es muy importante la elección de un calzado adecuado para practicar estos deportes ya que reduce el riesgo de lesiones y mejora los beneficios de la actividad física, generalmente hay deportistas que se rigen más por el diseño de la zapatilla que no por las expectativas que esperan de ellas y escogen un calzado que no es adecuado para su tipo de pisada ni para sus requerimientos de estabilidad o amortiguación . Tenemos que tener en cuenta varios parámetros en la elección de un buen calzado en base de la actividad del deportista , el peso ya que, a mayor peso, es necesario tener una mejor amortiguación y soportes para que el pie y sus articulaciones no sufran los impactos.
Si queremos evitar posibles lesiones y desgastes musculoarticulares de forma prematura en un deporte de tan alta exigencia ,a parte de una correcta elección del material para practicar este deporte es muy importante tener en cuenta la morfología y estructura articular de nuestro pies y el tipo de pisada que tenemos.
De una forma sencilla describimos distintos tipos de pisada: la neutra, la pronadora y la supinadora. La pronación es la rotación que hace que el pie apoye más el borde interno y, si bien es una respuesta natural del pie para disipar la carga que recibe a cada paso, existen distintos grados de pronación. Y a mayor severidad, mayores son los riesgos de lesión.
El 90 por ciento de las afecciones de miembros inferiores se relacionan con la sobrepronación . Al igual que las personas de mayor peso corporal, los sobrepronadores necesitan una máxima estabilidad.
La pisada supinadora, por el contrario, es aquella en la que el pie se apoya más en el borde externo.
Por último hablamos de la pisada neutra, en la cual encontramos una secuencia del apoyo plantar normal.
En Clinova Podología ofrecemos el servicio de Estudios Biomecánico, con el que podemos obtener una evaluación de la pisada. Con este estudio biomecánico obtenemos información sobre la morfología y/o orientación de los pies rodillas , caderas y postural . También obtenemos información del tipo de pisada y sobre la existencia de alteraciones de la estabilidad en distintas partes del pie, al mismo tiempo nos permite obtener parámetros de puntos de presión o hiperpresión de la pisada.
Tras esta exploración determinamos cuál es el tipo de calzado más adecuado para cada paciente , y nos sirve también para la elaboración de plantillas personalizas en caso de desequilbrios podales y/o posturales.
Fuente: clinicapodologica.net
Las ampollas en los pies, un problema para los tenistas y jugadores de padel.
Un estudio revela que el 70% de los tenistas detiene su actividad por culpa de las ampollas en los pies
Según los datos que se extraen del primer estudio que ha analizado la salud de los pies de los tenistas amateurs españoles, el 71% de los encuestados afirma haberse visto obligado a cesar su actividad deportiva como mínimo en una ocasión a causa a la aparición de ampollas en sus pies. Entre estos, el 54% ha detenido su actividad en una ocasión, el 34% se ha visto obligado a interrumpir la práctica del deporte entre 1 y 5 veces y el 12% ha tenido que hacerlo hasta entre 5 y 10 ocasiones.
En un deporte como el tenis los pies sufren mucho debido a fricciones que se producen en los desplazamientos, los arranques y las frenadas bruscas. Según Julián Casanova, fisioterapeuta de la RFET, la cifra es considerablemente elevada y evitable, teniendo en cuenta que la aparición de ampollas en los pies es una situación que puede reducirse realizando una serie de cuidados preventivos y es posible aliviarlas y tratarlas una vez son detectadas. Casanova también confirma que, en el caso de los tenistas no profesionales, las pocas horas dedicadas al deporte y la intermitencia de la actividad unidos a otros factores como el calor, la falta de transpiración, la piel sensible o el cambio tardío del calzado deportivo son factores que pueden provocar que se deba detener la actividad deportiva cada cierto tiempo a causa de la aparición de ampollas. En ese caso es básico encontrar el motivo que provoca su aparición, intentar solucionarlo y tomar las medidas necesarias para minimizar estas situaciones y para evitar que se vuelvan a repetir.
Las ampollas en la planta de los pies son las que ocasionan más problemas a los tenistas amateurs
Según demuestra este estudio, la aparición de ampollas en los pies es el principal contratiempo que sufren los tenistas aficionados en sus pies. El 60,1% de los encuestados así lo atestigua. El 39,9 restante afirma sufrir más a menudo durezas y callos. Entre aquellos para quienes la aparición de ampollas es el problema más habitual que padecen en los pies, el 39% las sufre en la planta de los pies, el 31,5% en los dedos y el 29,5% en la zona del talón.
Según sostiene Casanova, cuanto más tiempo se pasa en la pista, más factores se van a sumar para poder provocar una ampolla o una rozadura, por lo que es importante revisar los calcetines y las zapatillas deportivas y asegurarse de que están en buen estado, prestando una especial atención y procurando más cuidados en la zona de la planta del pie, protegiendo las zonas que más sufren.
Gracias a su experiencia como fisioterapeuta de la RFET, Julián Casanova también conoce de primera mano las alteraciones más habituales que se producen en los pies de los tenistas profesionales y sus procedimientos más habituales para prevenirlas. Según apunta Casanova, la mayoría de ellos utilizan plantillas personalizadas que minimizan puntos de hiperpresión de sus pies y con ello reducen fricciones y posibles ampollas. También utilizan cremas lubricantes para minimizar rozamientos entre el pie y el calcetín y protegen las zonas que más sufren en las frenadas y arrancadas (base de los dedos y talón). Asimismo tienen un especial cuidado cuando realizan cambios de superficies ya que para los pies no es lo mismo jugar en tierra como en hierba o en superficie rápida. Por supuesto en cada superficie utilizan las zapatillas adecuadas a cada superficie.
La importancia de renovar el calzado deportivo
Tras analizar los resultados obtenidos de este estudio, Julián Casanova recomienda cambiar el calzado deportivo como medida preventiva para evitar la aparición de ampollas en los pies que puedan llegar a provocar incidencias en la actividad deportiva. Es muy importante escoger la zapatilla que más se adecue al tipo de superficie donde se juega y procurar no estrenar zapatillas en una competición, utilizándolas antes en alguna actividad previa, puesto que el pie y la zapatilla deben adaptarse mutuamente antes de realizar una actividad especialmente intensa. De esta forma el deportista contribuye a evitar que aparezcan alteraciones a corto y medio plazo.
Aunque no se observe a simple vista, los materiales de la zapatilla deportiva y el sistema de amortiguación se degradan con el tiempo y con la utilización y pierden capacidades. Ello puede comportar que la piel y las articulaciones sufran más de lo deseado y que puedan aparecer durezas o ampollas. Si la actividad es muy intensa, independientemente del número de horas que se dedique, el cambio de las zapatillas debe realizarse de más frecuente.
Fuente: webtenis